Jardín Botanico de Santo Domingo II

De visitar la laguna del palmar tomé una ruta equivocada que me condujo al corazón del parque, pues eran mis intenciones alcanzar el Jardín Japonés, de todas formas terminé en medio del santuario natural, el cual cubre aproximadamente el 40% y sirve como refugio a la vida silvestre aparte de ser el la de residencia de árboles con mas de quince metros de altura con varios especimenes de la flora dominicana. Un Kilómetro después llegué al arboretum, un área en la cual se exhiben árboles nativos y exóticos con el fin de conducir las investigaciones científicas referidas al desarrollo, fenología, adaptación al suelo y clima y banco genético.

En frente del alboretum están los agaves y los cactus, ambas plantas de clima semiseco y seco, es decir esta es la exposición destinada a los vegetales del desierto y en donde todas tienen espinas en sus tallos y ramas. Cuarenta minutos después estaba en el jardín japonés en el cual no existe una sola valla informativa sobre las especies expuestas en esta área, pero dominicanos al fin la mayoría de los visitantes, supongo que no les interesa absolutamente nada excepto que se vea bonito para tirarse fotos. Esa fue la última parada, al menos eso pensé, hasta que me detuve en un pabellón en donde habían un grupo de plantas todas con la características de ser plantas aromáticas. Pasé entre la exposición de los arbustos de rosáceas y de aquí a la parada del autobús donde realicé el recorrido inverso al de la mañana.

Me divertí, sobre todo que me mojé con la lluvia que bendijo el lugar, y tome algunas fotos paisajistas muy hermosas de no ser porque la cámara presento problemas de enfoque hubiese tenido muy buenas postales, para repartir.

Ya en mi agenda señale la siguiente visita en la cual tengo como puntos principales el pabellón de helechos y el recorrido en las orillas de la cañada, y detenerme a ver la exposición de palmas las cuales les pasé por el lado, por el centro y no me detuve a observarlas.